sábado, 23 de enero de 2010
Pequeña ucronia y enorma bola de bosta sobre Haiti...
Las noticias de Haiti son, como en toda catastrofe natural, un compendio de situaciones terribles, los primeros dias, los organismos gubernamentales ponen en juego
todo su repertorio de planes estudiados y ensayados largamente, bomberos, medicos, logistica, policia, FFAA, organizaciones sociales
y politicas se concentran en hacer el mejor papel posible frente a la catastrofe, al cabo de unas hora de confusion, se comienzan a recontar los recursos,
y se descubre que las construcciones antisismicas lograron resistir el impacto del desastre, que la mayoria de la red de hospitales y escuelas,
sobre las que recaerá la contencion de la angustiada poblacion, estan regularmente funcionales, puertos maritimos y aeropuertos son preparados por las autoridades locales
para recibir en el corto plazo las muestras de solidaridad que todo el mundo pone en manos de los lideres de una poblacion que espera habida de reconstruir su nacion.
Las grandes entidades financieras del mundo se disponen a condonar inmediatamente las deudas que pudiera existir y a formular fondos de emergencia.
Pero no, no son esas las noticias, muchos intereses, mucha hijadeputez fue necesaria para que las noticias fueran otras...
Las noticias de Haiti, luego del terremoto podrian haber sido bien otras, otra hubiera sido la historia si se tratara de Cuba, si hablaramos de Venezuela.
¿Cuales serian las informaciones si se tratara de nuestro pais?
Saltará como leche hervida, algun bienpensante, suponiendo que estoy tratando de crear discurso politico de una tragedia.
Pero la Historia va mas o menos así:
"La última tragedia que azota Haití ha atraído los focos de las empresas internacionales comercializadoras de noticias que no se cansan de repetir cuán pobre,
qué falta de infraestructuras y servicios resulta la sociedad haitiana. El periódico español El País reseña "la crueldad" de la historia de esa nación caribeña:
"crisis gubernamentales arbitradas a machetazos, pobreza, hambre y migraciones masivas". Otro análisis de la agencia Ap cita a algunos
"expertos" que explican la desgracia por la conjugación de una serie de factores "asesinos": geografía, problemas sociales, chapuceros estándares en la construcción de
edificios "y mala suerte". De remate, el predicador estadunidense y alguna vez precandidato presidencial republicano Pat Robertson afirma que existe una maldición sobre el pueblo
haitiano porque éste habría hecho un pacto con el demonio para destruir la esclavitud e independizarse del yugo francés.
De lo que se cuidan de hablar estos medios y sus fuentes "expertas", o que apenas aluden, es de la responsabilidad de Estados Unidos y Europa en la postración de Haití.
Si algo ilustra la crueldad en la historia haitiana es precisamente la continua agresión de la que ha sido objeto el país (registrada por Gregorio Selser en su monumental obra sobre
las intervenciones extranjeras en América Latina). Vale la pena recordar, aunque sea de forma sucinta, algunos de estos otros "factores asesinos" que han contribuido a la
pobreza endémica de los haitianos.
En primer lugar mencionemos la exigencia de Francia, en 1838, para que Haití pagara 90 millones de francos de la época, para indemnizar los dueños de esclavos
y plantaciones, y como condición ineludible para reconocer al país como nación independiente (cifra abonada religiosamente por los haitianos hasta ser cancelada en 1883).
Otro es el "incidente Lüders", que más bien pareciera un cuento del realismo mágico. La historia va así: En 1897, unos policías haitianos quisieron detener a un individuo
a quien su anterior patrón acusó de un robo menor. El nuevo empleador del acusado, el comerciante Emile Lüders, trató de impedir utilizando bastonazos que
se ejecutara la orden judicial. Lüders era hijo de madre haitiana y de padre alemán, y detentaba la ciudadanía haitiana. Con su actitud violó las leyes haitianas,
fue juzgado y condenado a un año de prisión. Apeló entonces a su ascendencia alemana, y fue liberado poco después gracias a las gestiones de un diplomático de
Estados Unidos. Lüders se trasladó a Alemania donde gestionó represalias contra Haítí. El káiser, ni corto ni perezoso, envió varias naves de guerra y un ultimátum
para los haitianos: la entrega de 20 mil dólares como indemnización para Lüders, además de ofrecer disculpas al representante alemán y saludar con 21 cañonazos la
bandera de Alemania. De no cumplirse la demanda, Puerto Príncipe sería arrasada por las cañoneras alemanas. El gobierno haitiano se vio obligado a ceder al chantaje.
Un tercer elemento es el de la invasión militar estadunidense que engendró la dictadura de Francois Duvalier, Papá Doc, y de su hijo Jean-Claude, el igualmente corrupto
y asesino Baby Doc. Estos siniestros personajes duraron tanto en el poder gracias a la alimentación recibida por el cordón umbilical de la complicidad "americana".
Hechos más contemporáneos también merecen mención. Entre ellos el ascenso y la caída de Jean Bertrand Aristide, a quien El País identifica como "el cura populista
que nunca pudo o supo erradicar las causas" de la postración haitiana (como si un solo hombre pudiera transformar, en algunos meses de gobierno, las secuelas de un
sistema que tiene siglos de castigar a los haitianos). Aristide fue derrocado con la complicidad estadunidense, y restituido en el poder tras comprometerse a aplicar unas
políticas neoliberales que desangraron todavía más a una población hundida ya en la miseria. Bill Clinton, hoy irónicamente nombrado enviado especial de
Naciones Unidas para Haití, era entonces el presidente estadunidense cuando esto ocurrió.
Como podemos ver, una de las principales claves para entender la tragedia haitiana está en lo que menciona, casi sin querer, el periódico español:
el protectorado que de hecho ejerce la Casa Blanca sobre Haití desde 1915. Si alguna maldición ha caído sobre el pueblo haitiano es precisamente la del intervencionismo
de Estados Unidos; una maldición que al parecer continúa hasta el día de hoy, cuando todo indica que el gobierno de Estados Unidos toma la nueva tragedia como
un pretexto para ocupar militarmente, una vez más, a tan desdichada nación."
Guillermo Fernández Ampié Periodista (La jornada)
Ahora, el pueblo Haitiano, humillado tantisimas veces, por los dueños de los barquitos, saqueado en su bolsillo, en sus panzas, en su dignidad, en su independencia;
necesitaba una muestra, ya no de solidaridad, por parte de estos eternos "piratas del caribe", sino a penas de decencia, aunque mas no fuera de indiferencia. Que sacaran sus garras del desastre que causaron, que se llevaran sus barquitos y se los perdieran en el orto.
Ahora, el pueblo Haitiano recibio de sus asesinos...
mas barquitos, un gigantesco operativo de Marines, la ocupacion militar de su ensangrentado suelo, y muchas mas balas y palos que agua y comida...
A continuacion, unas notas de Huguito, y de telesur.
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Sucesos Argentinos en la: Tercera Tirania
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2 comentarios:
Del Wall Street Journal:
"No debe preocupar a los tenedores de acciones de Compañias de Seguros el Terremoto en Haiti, ya que la inmensa mayoria de los damnificados no estaba asegurado, por lo que los balances practicamente no registrarán el impacto de las indemnizaciones."
Otra de la misma fuente.
"El terremoto de haití; una oportunidad de negocios"
La maquinaria del imperio fue transformado a muchos que alguna vez fueron humanos, ha colonizado sus corazones y los ha reemplazado, primero con calculadoras y a la larga con pura mierda.
Antonio:Gracias por pasar
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