miércoles, 15 de agosto de 2012

Cualquiera, menos un sepulturero...


Me hubiera querido poner a escribir algo, respecto de algunas  cosas que pasaron y que se dijeron estos últimos días, pero tengo la sensación de que antes de hacer fluir la tinta, uno debería tomarse el trabajo de entender un poco los significados últimos de las cosas que pasan; así que lo estoy repensando, en una de esas no escribo nada.

Me hubiera gustado hacer un comentario sobre las palabras de la compañera presidenta, de eso de:
El problema en realidad no es saber cosas, sino saber cosas que no son verdad”       (en realidad citando a Stiglitz)
                                                                                                                                                                   De cómo arrastramos constantemente la ominosa carga de saber una muchedumbre de cosas que no son verdad, o por lo menos no son nuestra verdad; de cómo discurrimos in aeternum en un sistema de pensamiento con pretensiones de totalización, de absolutos últimos, de imperativos categóricos de círculos dibujados con un compás que hace centro en Greenwich.
Tal vez redescubrir algunas de las reflexiones de Jauretche o Scalabrini en esta sencilla frase; tal ves encontrar los resplandores del Franz Fanon de:
La cultura nacional no es el folklore donde un populismo abstracto ha creído descubrir la verdad del pueblo. No es esa masa sedimentada de gestos puros, es decir, cada vez menos atribuible a la realidad presente del pueblo. La cultura nacional es el conjunto de esfuerzos hechos por un pueblo en el plano del pensamiento para describir, justificar y cantar la acción a través de la cual el pueblo se ha constituido y mantenido.”
…O recuperar a aquel Felipe Guamán Poma de Ayala que advertía:

Conzedera de los yndios del tiempo de los Yngas ydulatraron como
gentiles y adoraron al sol su padre del Ynca y a la luna su madre y a las
estrellas sus hermanos [...] Con todo
eso guardaron los mandamientos
y buenas obras de misericordia de
Dios en este rreyno, lo qual no lo
guarda agora los cristianos (Guamán Poma, 1980-III: 854)

…allá por los comienzos de esta gran mentira por omisión creada en  Europa y que pomposamente llamaron “Modernidad” (traducible al buen criollo como choreo)

Si; me hubiera gustado escribir algo de esto, pero tendría que haber arrancado por decir que la globalización empezó el día que Colón cambió la primera baratija por oro, que de eso se tratan todos los sesudos tratados sobre economía internacional y toda la interminable fanfarria de los mercados cambiarios y los términos de intercambio y toda la seudo ciencia de los economistas.
Tendría que haberme preguntado ¿como el pueblo de España (tan racional después de Felipillo) se compró el verso de los chamanes del mercado? y olvido las palabras de León Felipe que decían:
“  Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera…
menos un sepulturero.”
…así tomar buena cuenta de que no es la labor del ejército de economistas que les mandaron -hablando en ingles y arrastrando las erres- el que va a solucionar sus problemas, sino los políticos, los 47.190.493 de españoles haciendo política.

Tendría que haberme preguntado: ¿como es que al medio pelo le da mas seguridad un manojo de billetes verdes que vivir en un país con economía real? en un mundo en el que la pantomima monetarista se esta derrumbando inevitablemente. Tendría que haberme preguntado que habría que decirles cuando vayan a hacer cola a la “Reserva Federal” para que les cambien esos billetes por su valor en oro; bah, tendría que decirles que no vayan, ya que en la gran democracia del norte la respuesta al cacerolazo puede ser el fusilamiento.

Me hubiera gustado, como decía, trazar un par de líneas para resaltar el enojo contundente que les produce a los docentes de la provincia de buenos aires que les controlen las licencias, descubriendo así que esa -y no otra- es la característica del gobierno de Scioli que lo hace antipopular, dejando muy atrás detalles como las torturas en las cárceles, la carta blanca a la policía, la desinversión en salud y otros elemento que son menores y no justifican las atención de los beneméritos educadores.

Me hubiera gustado, pero me falto –también- la “muñeca” de Discepolín, para cantarle un par de postas a Mordisquito que ahora es planta permanente de Cablevisión; tener la labia  para agarrarlo en el acampe que están haciendo para “defender la fuente de trabajo”  y decirle por ejemplo que cuando desde la lucha sindical se habla de UNIDAD, no se refieren a la unidad de las empresas, sino a la de los trabajadores, que el monopolio no es garantía de fuentes de trabajo sino de precarización, que si los pasaron a planta permanente en lugar de las empresas fantasmas que los contrataban fue por la presión del Ministerio de trabajo, no por la magnanimidad de su amadísimo Zar; que teniendo miles de tipos laburando a destajo en contratistas, movilizarse por los intereses de la patronal, suena a cachetazo en la cara de los  que quedaron excluidos; que el grupo tiene campos llenos de glifosato y algo de Soja, que el grupo hacia estafas a los jubilados con acciones subvaluadas de YPF, que por eso nos odian, por que les cortamos el curro, que de ese curro nunca vieron ni verán un centavo; que dan un poquito de lastima, un poquito de vergüenza , pero mas, mucho mas, dan bronca.

Que nos resultó muy ilustrativo que viniera el premio Nóbel de economía, pero que todo lo que había para decir ya lo sabíamos, y que no necesitamos a ningún economista -ni de los buenos ni de los malos- para que nos cuente cosas que aprendimos gracias a la política. Que hubiera invertido mejor su tiempo diciendo estas cosas en Grecia, donde nuestros hermanos pasan las de Caín (debería decir las de Sísifo) gracias al golpe de estado económico-financiero que los dejó gobernado por un Doberman de la jauría del EURO.

Me Hubiera gustado ponerme a escribir algo del orgullo que me causa mi presidenta, y algo del orgullo aun mayor que me causa estar orgulloso de ella, de que seamos compañeros.

Me hubiera gustado escribir algo de todo esto, pero me puede la fiaca, así que ustedes disculpen, pero hoy no escribo nada…


jueves, 28 de junio de 2012

Errores.

“Es un error” Es un error esto, es un error aquello…

 Como si alguien pudiera arrogarse el derecho de decidir que cosas son y que cosas no son “un error”.
 La transversalidad propuso un marco de apoyos políticos que permitió al gobierno de Néstor Kirchner comenzar una enorme obra de gobierno; una que no iba a estar financiada (políticamente) por los rectores del Anciene régime, una gigantesca obra de gobierno y la recuperación de discursos e ideologías que nos prometían muertas hace decenios, la transversalidad puso el marco de apoyos, permitió que la política saliera de la entrañas de PJ y se transformara en un ser vivo y autónomo, pero la trasversalidad también nos dio a Cobos, nos dio la experiencia de saber que los apoyos coyunturales se acaban cuando se acaba la coyuntura. 
 El conflicto con la oligarquía agraria nos azotó en tren de esa experiencia todo lo que pudo, y fue mucho, tanto que nos quedamos sin elección, sin congreso, sin mayorías, en bolas como quien dice. 
 En bolas pero con una conducción que supo dar vuelta ese tablero, que supo jaquear a una docena y pico de reyes (y reinas) con un maremoto de peones convencidos. Dentro de esa jugada la figura de Moyano se transformó de importante, en inmensa; su CGT bancó la parada cuando muchos que hace un ratito descubrieron y degustaron la lengua “del pueblo” no sabían hablar más que de “burocracia” y otras berretadas en su lengua materna, la de los ricos. 

 Pero la experiencia de Cobos dictaba una orden concreta, había que gestar y empoderar a una tropa propia, así se hizo, y no fueron solamente los de la CGT los que sintieron el golpe, las listas de la última elección fueron armadas en el escritorio de quien atraía los votos y muchos dentro del movimiento se sintieron desplazados, muchos con bastante razón, Moyano uno de ellos… 
Pero no es con sentimientos como se construye en política, hacerla “desapasionadamente” era la recomendación de General. 
 La elección se ganó, por afano, obra de gobierno fue la gran campaña, Cristina la ganadora y con ella los millones que apostamos a este proyecto de 200 años que es nuestra Argentina. 
 Pero no hubo ningún gesto hacia este sector que hizo una puesta muy fuerte por la continuidad; no lo hubo, porque se logró contratar al sindicalismo de alquiler (espero que a un buen precio) y se abrió el kilombo por la sucesión en la CGT. Puestos a elegir entre un sindicalismo impresentable, que no tiene pretensiones políticas por que no le puede dar el cuero y el Moyanismo, con su base popular labrada solidamente con años de coherencia se decidió alquilar el paquete menos riesgoso; empujando al gordo a sacar la interna de la CGT a la calle; donde esta ahora mismo… 

Entonces, necesito preguntarme ¿cuales son estos “errores”? 

Había que haberle dado mas espacio en las listas a Moyano? 
Y dejar sin aprender la lección de Cobos. 

Había que no haber tenido tratos con Moyano? 
Y entregarle el gobierno a la Sociedad Rural en 2008 

Había que no haber armado la transversalidad? 
Y a cambio no hacer cambios trascendentales en la realidad política 

También me gustaría hacerme unas preguntas respecto de los supuestos errores de Moyano… 

Tendría que haberse quedado muzzarela cuando le recortaron notoriamente las intenciones de despegue político? 
Tendría que haber roto con el gobierno antes de las elecciones? 

Tendría que cederle calladamente la CGT al sindicalismo de alquiler, solamente por que -hoy por hoy- el contratante es el gobierno popular? 

No ubico -debido a todo esto- muy claramente cuales son los errores, en su lugar lo que veo es un cruce de coyunturas, ni “antinatural” ni “traición” ni nada de eso, como si dijéramos una vez mas: “es la política estúpido” 
Lo que si me llama la atención es la capacidad que muchos compañeros están demostrando para bajarle el dedo a Moyano, pero en lugar de hacerlo merced a argumentos políticos (que los hay, y son bastantes) lo hacen con argumentos mas cercanos al chimento, resucitando fotos de cuarenta años atrás, o exigiéndole a un dirigente que es -a la sazón- sindicalista y peronista “que no haga política” ¡?!!!! Quien esto escribe espera ansioso el desenlace de la interna de la CGT (en caso de haberlo) para así empezar a tener noticias frescas de un universo que hasta ahora solo podemos entrever o conocer por sus mentas, mientras tanto solamente hay preguntas… 

Fernando Brucoli 
Daniela Coralizzi 
Pablo Martinez

lunes, 7 de mayo de 2012

Señores pasajeros, molesto su amable atención para traerles este nuevo producto que hará las delicias de grandes y chicos, producto íntegramente de la industria nacional este pasare por las butacas dejando una muestra...
Su nombre es "periodismo" y esta hecho según la estricta receta de la abuela, sin aditivos ni conservantes artificiales -ya voy señora- llega a ustedes en carácter de promoción presentando solo dos de la variopinta gama de opciones que ya están en mercado...

lunes, 5 de marzo de 2012

Ala ala, blancas palomitas...


Tres horas y pico de discurso de la compañera presidenta me dejan sin posibilidades honestas de hacer ningún comentario, lo que debía ser dicho, ha sido dicho de la mejor manera posible por el mas sólido cuadro político que yo haya conocido y solo nos queda la claridad, las certezas y un profundo orgullo de ser parte de los que trabajamos día a día para que todos podamos seguir disfrutando (para muchos por primera vez) la felicidad de construir nuestra patria.
Decía que no tengo comentarios para el discurso de cristina, pero si espero poder hilar una somera reflexión respecto de algunas respuestas que suscitó uno de los pasajes de aquella magistral clase de política.
Me refiero al tema de los docentes, los trabajadores de la educación y la educación publica. Como primera medida, la presidenta demostró mas allá de cualquier duda que de “mal informada” no tiene ni una sombra; les disgusto aquello de los tres meses de vacaciones, pero que les disguste que les muestren las ventajas de su oficio (uso el termino oficio y es a propósito) no quita que las tengan, ya que mas allá de que a veces sea necesario “recuperar” días perdidos tienen dos mese de vacaciones en verano y por las dudas medio mas en invierno.
¿Hablo desde la envidia?
Si, por supuesto, soy empleado de comercio, tengo vacaciones 10 días hábiles por año y unos pocos feriados que gracias al gobierno popular ahora se agrandaron un poco. Les molestó que dijera que laburan cuatro horas, pero cuando andan esgrimiendo sus “cargos testigo” para mostrar que ganan poquititititito, lo hacen por cargos de 4 horas; dicen que hay trabajo afuera de la escuela que nadie les paga, si el sueldo inicial por cuatro horas es de casi tres lucas, ¿no se sienten pagados? Viven según un régimen de estabilidad laboral envidiable para cualquiera, ya que un cargo titular es tan propio como si fuera la misma casa, es al revés la cosa, hay tanta estabilidad que cuando hay un mal docente, hay que fumarselo como si fuera el dueño del aula.
Dije “Dueño del aula” y por allí es que va este intento de reflexión, por que de clarificar quien es “dueño del aula” saldrá –si la hubiere- la conclusión que realmente me interesa; conclusión que adelanto tendenciosa ya que me declaro aquí y ahora amigo de la educación publica, laica, gratuita, obligatoria y exclusivamente publica.
Ahora los invito a tratar de buscar quienes son los “dueños del aula” y quienes deberían ser. Para quienes nacimos a la militancia política allá por los años noventa, la educación publica esta lejos de jugar un papel menor en nuestra formación, muy por el contrario, su defensa fue durante mucho tiempo uno de los principales motores (si no el principal) de nuestros quehaceres militantes, combatir el proceso de degradación que prohijó el Banco Mundial -respecto de la educación-mediante ordenes que bajaba constantemente para ser aplicadas sin anestesia en la busca de estupidizar al estado, de sacarle su rol rector respecto de la educación de los ciudadanos, lograr que medrara (como efectivamente lo hizo) una educación privada (privada de control) pero financiada por el estado, ups! momento, esto ultimo fue un grosero error, diré: las empresas del rubro comercial “educación” fueron las financiadas en su funcionamiento y en sus ganancias por el estado; pero sigamos, la defensa de la escuela publica, de la universidad, la oposición a las leyes de desmembramiento y venta por lotes del sistema educativo del país, la oposición desesperada a que nos cerraran nuestras escuelas, a que las transformen en sucursales de Mc Donalds o Disney, no era una mera defensa de un status quo pretérito, la educación que se estaba destruyendo era ya por aquel entonces una educación de mierda, llena de docentes y directivos puestos a dedo por la dictadura, con planes del año de jopo, que se paraba frente a sus alumnos supliendo autoridad con represión…
Esa escuela publica, a la que defendimos con denuedo, era una soberana bosta, y la desgracia es que lo sigue siendo y lo sigue siendo por que debido a mil de esos motivos que hacen a “lo político” aquella lucha por la defensa de la educación, viro hacia una lucha por la defensa de los derechos y condiciones de trabajo de la planta docente, que era ya por entonces un conjunto humano (estoy haciendo una generalización tremendamente injusta) reprobable y que no ha cambiado demasiado en estos últimos años. Entiéndase correctamente, no se puede estar en contra de que ningún trabajador (tenga el copete lo alto que lo tenga) reclame por sus derechos, en tanto los trabajadores de la educación se entienden como trabajadores (suceso no tan nuevo y que valoro positivo) los asiste el inalienable derecho de velar por sus intereses; el problema arranca cuando esos interese se pretenden fundar en elementos ajenos a la lucha gremial, como lo es el universal derecho a la educación.
Digo esto por que me siento personalmente defraudado por esta lógica que a grandes rasgos determina que: “para que triunfe la educación publica es menester que la profe de contabilidad cambie el auto una vez por año”…
Tantos años de lucha por la educación publica lograron en cambio que se consolide el poder gremial de los docentes, hoy, efectivamente ganan muy buena guita si los comparamos con casi cualquier rubro u OFICIO. Pero ahora que el salario docente es mucho mas que digno, ahora que la lucha debería ser por lo que falta, por lo que los mismos docentes nos prometieron (a la sociedad) que vendría en cuanto su dignidad estuviera asegurada; no, ahora nada, ahora seguimos con huelgas, con licencias, con jornadas, con berretines, con complicarle la vida a los pibes con su burocracia de mierda, con su otaria pose de tiranuelo de escritorio.

Sigo aclarando mi posición personal, siento un enorme cariño por muchos docentes amigos y maestros; amo y convivo con una profesora; intente serlo (incluso) en alguna época; pero no puedo dejar de ver la casta oligarquizada que son en la cruel realidad…

La escuela privada tiene dueños, los tiene con titulo de propiedad y escrituras, justamente por eso no la queremos, pero la escuela publica debería ser eso, publica; pero el dueño de esa escuela no es “lo publico” sino “los docentes”; fue un error muy grave de nuestra sociedad dejar algo tan importante como la educación en las manos de los docentes.
El caso es que –aunque suene a una barbaridad, una rareza o una fachistada- la escuela tiene un fin exclusivamente social, quedaría muy lindo aquí decir que los destinatarios de la escuela son los alumnos, pero no, tampoco seria correcto, los alumnos asumen una responsabilidad cuando asisten a la escuela, la responsabilidad de ejercer el derecho irrenunciable a educarse, la obligación de ejercer ese derecho.

Los alumnos son parte, pero no son el fin -el telos- de la escuela; no lo son tampoco las familias; ni siquiera la felicidad de esas partes es el motivo de la escuela; sino la construcción de una sociedad, de una Nación.
El tema es que los alumnos mal que mal cumplen con esa responsabilidad, a los ponchazos, pero hacen los esfuerzos que la sociedad les muestra pertinentes para cumplir su parte, pero en general terminan chocando contra esta enorme casta de burócratas que no contentos con exigirles disciplinas (que no estarían ellos dispuestos a seguir) los tratan día a día con un menosprecio y desde una pose de superioridad hija directa de del profundo desprecio que el clasemediero siente por aquellos que “NO PAGAN”

Porque ni los burocratoides ni las maestritas hippies vegetarianas de ADEMYS son el correcto botón de muestra de este universo, son sus representantes corporativos, pero el espíritu de cuerpo nunca debería ser equiparado ni llamado a reemplazar a la conciencia de clase…
Si, decíamos, los pibes van a la escuela, les guste o no terminan yendo, y por las dudas existe un estado que esta tomando todos los recaudos necesarios para que las escuelas se llenen de pibes y estos hacen una papel cada vez mejor, aprendiendo y superando a sus padres y abuelos.
Una vez mas; si el estado cumple con su parte, si los pibes cumplen cada vez mejor con la suya, si existe un proyecto de verdadera recuperación y mejoramiento de la escuela ¿Qué es lo que pasa, que nuestra cada vez mas populosa clase media, apenas puede, saca a sus hijos de la educación publica y los manda a que los curas les den por popa?
Pasa que la escuela publica es una escuela para bacanes, para bacanes que no necesitan laburar, y que cada vez que a la hipie vegana de la maestra se le ocurre hacer paro pueden ir a pasar el día al Italpark… …o para muy pobres, que con solo soportar estoicamente la cara de desprecio de las gordas milicas que les completan “la libretita” pueden acceder a una errática rutina escolar; total si tienen como 50 hijos y cobran $180 por cada uno se ganan como $9000 mangos solamente por hacerse follar.
Desmistificar (como dijo la compañera presidenta) el camuflaje progre de “los docentes” es una tarea largamente aplazada, pero indispensable, si lo que queremos es una educación que sea cimiento para la Nación que estamos construyendo, en lugar del kiosco de curas, empresas, hippies perezosos y viejas fachas que cincuentaipico de años de gorilismo nos lego…

Fernando Luis

domingo, 19 de febrero de 2012

Multiplicar no es la tarea.



Cambian las coyunturas y la política nos exige nuevos compromisos, nos exige que tengamos claras nuestras lealtades, nuestra forma de ponderar las acciones y reacciones; nos reclama ora entrar en la batalla con un grito de euforia, ora serenarse y buscar el lugar que nos corresponde en el campo.
Los últimos años han sido de una novedad inaudita para nuestras previas experiencias y expectativas sobre “lo político”.
Para empezar hemos sido por vez primera partidarios del “Gobierno”, hemos tenido que aprender a priorizar la propuesta por sobre la queja, a ensayar discursividades nuevas, a partir de situaciones nuevas.
Asistimos azorados a la reaparición de conceptos y formulas que imaginábamos enterrados en la noche de los tiempos; descubrimos que las medidas de gobierno mas correctas, las mas esperadas, las que mas optimismo nos generaban, podían ser combatidas con los propios métodos que nosotros ensayáramos como oposición -con apenas un cambio directo de signo.
Fuimos aprendiendo que no hay cosas que están bien para todos, que hasta la asignación universal puede tener detractores.
Aprendimos que frente al machaque de los medio de comunicación se volatiliza la mas afirmada reputación; que repetidas una y mil veces, las sandeces de alguna modelito tienen mas valor que la palabra de una Madre de la plaza.
Aprendimos que al redistribuir, los eternos ganadores van a vender caros sus laureles; que se cagan en las formas y por las dudas también en el contenido.
Que los intereses de por si no tienen valores, que los intereses no pueden ser enjuiciados, que son lícitos todos (los de los unos y los de los otros).
Entonces, compañeros, ¿Cuáles son las enseñanzas de esta casi década de reconstrucción de la Argentina? ¿El puro relativismo? ¿Qué todo es igual, que nada es mejor?
¿Que pasa cuando el movimiento obrero organizado propone criticas tan fuertes? ¿Cuándo los ambientalistas nos corren por su sideral izquierda? ¿Cuándo las burguesías grandes o pequeñas manifiestan sus seños fruncidos como ortos? ¿Cuándo los opinadores que supimos conseguir nos acusan de “imperialistas” en nuestro reclamo sobre Malvinas?
Todos los sectores (casi) en tanto tales tienen quejas y criticas…

Paremos un momento, estaría bien enfatizar allí; “todos los sectores, en tanto tales” es decir, en la medida que se manifiestan como sectores, por que lo verdaderamente inocultable es que ese movimiento obrero votó al Gobierno Popular, esos ambientalistas también, las burguesías grandes o pequeñas respaldaron a este proyecto en la intimidad del cuarto oscuro; lo verdadero, lo inocultable es que algo hay en este proyecto que nos interpela a todos como conjunto (globalmente) y a cada uno como individuo (como ciudadano) que nos despierta candores, confianzas, orgullos, que creíamos extraviados hace tiempo.
Entonces es allí, trascendiendo el espeso velo del relativismo, donde aparece nuestro único y mas real absoluto; Nuestra Patria.
Hmm, suena a arenga, a cosa cursi; es más que probable que nuestra patria sea algo más o menos cursi, berreta, contrahecho, que el haber aprendido a enorgullecerse de las caídas nos obligue a re-significar las victorias.
Es probable que nuestra patria sea un sueño, apenas un proyecto largamente acariciado, profundamente anhelado, un proyecto que se impone (lo veamos o no) por sobre todos nuestros intereses sectoriales, un estentóreo mentís a nuestro querido existencialismo. Tenemos una patria en esencia, una patria que durante dos siglos fue esencia esperando que su pueblo le insuflara el ser, con un poderoso verbo…
Esa patria que necesita ser, es nuestro único absoluto, la tan jetoniada “utopía” y lograr que la patria sea es nuestro telos, el argumento de fondo de todas nuestras acciones, el motivo ultimo.
Para que no se nos escape nunca esta condición es que los hago sufrir estas palabras.
Ahora que sabemos el porque de todo, recién ahora podemos empezar a saber el funcionamiento de los como, de los cuando.
Tergiversar este orden de causa y efecto es la constante labor de la anti-patria, de los que quieren una patria que no trascienda lo esencial, que están cómodos con una patria en proyecto, una patria de formas, de símbolos, de efemérides, de cantitos de escuela. Clarificarlo es nuestra ardua e interminable tarea.
Cuando la anti-patria miente, sigue siendo la labor desembozar la mentira, pero aun mas importante es saber y explicar los porque de estas mentira y todavía mas importante es poder comprender -y hacer entender- como las mentiras de los unos y las acciones de los otros se conectan con la tarea, con nuestra tarea, de transformar esencia y potencia en ser.
Queridos amigos, doscientos años de trabajo de parto es más que demasiado, nuestra Argentina necesita algo más que nuestro convencimiento intuitivo, necesita que sepamos todos los porqués y aun mucho más -después de saberlos- nos exige que los hagamos saber.
No somos el Kirchnerismo, no somos el peronismo, no somos ni la oligarquía ni las montoneras, ni los montoneros, ni el socialismo, ni católicos, ni hermosos, ni mecánicos ni camioneros, no somos los que importamos ni los que exportamos, ni las lesbianas, ni los mendigos, no somos la Sociedad Rural ni los repositores de supermercado, ni una mierda de todo eso, porque somos mucho mas, somos la Patria.
La que amamos antes que al movimiento y que al hombre…
Y si cuando una sombra de duda se posa en cualquiera de las acciones del Gobierno Popular, no la podemos despejar en nombre de la Patria, no estamos aclarando nada.
El devenir de la política nos lleva algunas veces a rizar el mismo rizo una y otra vez, repitiendo y repitiendo un slogan, una cierta verdad, un supuesto inamovible; desde algún órgano de propaganda se insta a todos a “multiplicar” las mismas cuatro verdades fragmentadas y los suficientemente insulsas como para convencer multitudes.
Y convencemos multitudes, pero no de que nosotros tenemos razón, sino de que las multitudes están de acuerdo con nosotros.
Les propongo entonces que dejemos ese silencio ruidoso de repetir como un ordenado coro las consignas canónicas; les propongo infringir ese sacrificial respeto a la frase del ministro, de romper la idea de que solo pueden existir dos únicos polos discursivos, y darnos cuenta que necesariamente existen en la argentina cuarenta millones de polos, de usinas de discurso. Y que no serán los intereses sectoriales los que finalmente planteen los enunciados que lleven la historia hacia adelante, sino los de esta patria de cuarenta millones de filósofos y sofistas.
Les propongo que procesemos nuestra verdad relativa y mucho mas temprano que tarde la transformemos en discurso. No en un discurso que les guste a todos, no en un compendio de vagas generalizaciones; en el compromiso de un discurso que apunte y dispare con pulso firme sobre todos los temas y cuestiones (le caiga mal o bien a quien le caiga)
Venimos de un año duro, arduo, diecisiete millones de elecciones nos dejaron cansados pero felices, victoriosos. Nos espera un año igual de arduo, pero cuyas victorias van a ser mas chiquitas (no menos importantes pero si menos resonantes) y habrá muchas confusiones sobre como poner las manos a la obra. Siguiendo la ley mas conocida de la política, las oposiciones trataran de transformar la debilidad en fuerza; que nuestra fuerza no sea nuestra debilidad será la mas desesperada meta.
Y esta fuerza no es hija de la uniformidad, la nuestra es una fuerza que abreva en el popurrí de nuestras diferencias.
Dicho todo esto, queridos compañeros, permítanme insistir en la importancia trascendental que salir a hacer oír nuestras voces, de transformar al movimiento Nacional y Popular en un atronador griterío de anhelos, ensordecer al mundo con millones de distintas y disonantes palabras, en la confianza de que habrá una que se va a repetir siempre en cada una de nuestras expresiones, una palabra, en la seguridad de que por encima del bullicio la palabra Patria resonará con cuarenta millones de voces.

Fernando Luis
"La Peñaloza" Buenos Aires

jueves, 2 de febrero de 2012

La aduana. Ahh, la aduana, la aduana la aduana…



Hay quienes –como un servidor- tenemos del comercio exterior una percepción que raya con el fetiche; digo esto para improvisar una justificación a posibles “idas de mambo” en las que -sobre el tema- puedo llegar a incurrir. Pero reclamo, junto a esta admisión, que nadie pierda de vista ni por un segundo el papel que la regulación (o no) del comercio exterior -y del flujo de dinero- jugó a lo largo de nuestra historia.

Para nuestra América del sur, (siempre en mi fanática opinión) la aduana ha servido como una herida, un tajo profundo que dejo escapar nuestra preciosa sangre y en cambio admitió -desde el fin del monopolio español- la entrada de todos los agentes patógenos que en forma de pacotillas y capitales especulativos, fueron enfermando nuestra economía, construyendo una América latina para los pocos que pudieran negociar bienestar con las metrópolis de turno, pero hundiendo en la servidumbre al resto de quienes durante 200 años salimos sobrando en la ecuación.

La cuenta es obvia, clarita, pero siempre aparece algún emisario de la inteligentzia que nos acusa de andar flojitos de papeles para hablar de economía, de comercio internacional, de aduanas, etc. Vivimos unos tiempos en los que parece que sin un postgrado en algo no deberíamos abrir la boca, decenios de un irrestricto culto a los saberes “técnicos” nos inducen a algunas timideces que debiera ser una tarea militante erradicar del alma. Me viene a la memoria un concepto, aspiro a que sea uno de los patrones de nuestra forma de asimilar la realidad:

“Estos asuntos de economía y finanzas son tan simples que están al alcance de cualquier niño. Solo requieren saber sumar y restar. Cuando usted no entiende una cosa, pregunte hasta que la entienda. Si no la entiende es que están tratando de robarlo. Cuando usted entienda eso, ya habrá aprendido a defender la patria en el orden inmaterial de los conceptos económicos y financieros”

Raúl Scalabrini Ortíz. Bases para la Reconstrucción Nacional

Cuando días atrás (intentando hablar de minería) nos proponíamos que para poder entender los pivotes del tema, era indispensable hacerse todas las preguntas, hacer un ejercicio de celosa honestidad intelectual para lograr que a las preguntas siguieran (o no) las respuestas -en lugar de partir por las respuestas para encontrar las preguntas- este tema del intercambio de mercancías, de sus características, niveles de manufactura, flujo de dinero y fronteras comerciales estaba agazapado en un oscuro lugar de nuestra cosmovisión populista.

Porque -a fin de cuentas- alguna vez habría que comenzar a ponderar los temas con un criterio que sea algo menos errático que correr atrás de las tapas de los diarios (de los nuestros o de los de la “opo y la corpo”) ;-) y la aduana es el tema que atraviesa todos los temas.

Por ejemplo, “el cambio cultural”; estamos todos de acuerdo que convendría que en nuestra tierra se desarrollara una clase capitalista comprometida con la producción, con el desarrollo del mercado interno, con el desarrollo económico del país. Existen voces que suelen exigir esta renovación en la idiosincrasia de nuestros capitalistas, pero que al hacerlo parecen creer que esto sucederá a través de una suerte de “campaña” con la que los iríamos convenciendo, apelando a su patriotismo en los casos más ingenuos, o a la promesa de ganancias a mediano y largo plazo, que justificarían inversiones; como si la batalla cultural se pudiera pelear en el ámbito del razonamiento. Hoy existe (propongo un ejemplo) un enorme sector del universo empresario del país que medra en la entrada de diversas formas de pacotilla tecnológica y la así llamada “low price”, a lo largo de decenios se fue perfeccionando una maquina -que mete mercadería y saca dinero- de una eficiencia, por lo menos, aceptable. El importador ha hecho los lazos convenientes con despachantes, abogados, fábricas en el extranjero, transportes de carga, vías de reclamo para garantías, distribuciones, formas y fórmulas para girar dinero, y márgenes de ganancia y riesgo.

Analicemos las propuestas que le podríamos hacer a este “burgués” modélico. Le diremos que como argentino tiene la responsabilidad de contribuir al desarrollo de nuestra economía, le diremos que si en lugar de importar pocillos de café de China los produjera aquí estaría contribuyendo a la creación de puestos de trabajo, no solo en su fábrica, sino en todo un universo de proveedores que a su vez precisarían mano de obra.

Tras esperar pacientemente el final de las carcajadas atronadoras de nuestro hombre de negocios, le diremos que para acelerar el proceso le otorgaremos préstamos blandos e incluso que, hasta que comience a tener ganancias, podríamos subsidiar parte de los sueldos de su planta... Ya menos risueño y olfateando un negocio, este proyecto de industrial, nos comentará que para llevar a buen término esta experiencia va a hacer falta que, no solo subsidiemos sus costos, sino que transfiramos, además, capital suficiente para reemplazar las ganancias actuales. Es más, nos dirá que sería importante bajar los costos laborales, flexibilizando las relaciones y legislaciones del trabajo, para así asegurar la competitividad. En el corto plazo, José Empresario tendrá una fabrica de tazas, financiada por el banco Nación a bajo interés, con sueldo subsidiados, con empleados precarizados, con niveles de ganancias dibujados, y con una cuenta en el exterior cada vez más gorda, que le permita asegurarse que cuando la “política industrial” cambie, tenga suficiente filo canutiado para poder volver a su negocio… -la importación-

¿Esto sucede porque el burgués es malo? Personalmente creo que no, creo que el capitalista no tiene casi ninguna decisión respecto del capital (incluso del que figura a su nombre) ya que su supervivencia en el mercado esta constantemente amenazada, y las decisiones las toma la coyuntura (de allí aquello de vender la soga con la que habrán de ahorcarlo), las decisiones las toma Darwin mucho más claramente que nuestro burgués, las toma la supervivencia del más apto, por lo tanto es poco útil hablarle al corazón o al razonamiento de quien no puede tomar decisiones; porque si nos hace caso se muere. Otra cosa es modificar las condiciones para obligar a que el mismo Darwinismo económico determine las movidas del capital, manejar el sistema (sistema como cosa limitada y cerrada, como se usa el término en física) para que el comercio de pacotillas sea un negocio mucho menos rentable que la producción, no dar facilidades, sino dificultades, no darle mucho a los que producen (o dicen hacerlo) sino sacarle mucho a los que no lo hacen. La industrialización no puede ser un “favor” que el capital le hace al país, sino que es el interés del país el que debe determinar la condiciones que deben ser impuestas al desarrollo del capital; como fuera dicho hace tantos años con una claridad que no intentaré superar “…poner el capital al servicio de la economía y ésta al servicio del trabajo…”

Y, en el corazón de todas estas posibilidades está –una vez más- la aduana.

Será allí donde se determine –entonces- la matriz productiva, la política de empleo, los movimientos financieros, la discriminación entre capitales especulativos y productivos, el poder adquisitivo del salario, y todos los temas que hacen al tirayafloje económico.

Desde la aduana será donde contestemos a interrogantes puntuales, tales como “minería si, o minería no” y revisaremos desde allí la viabilidad económica de cada mina, pero también de cada cultivo, de cada pozo de petróleo, de cada laminadora de acero, de cada textil y de cada fábrica de santuchitos de miga aquende las fronteras.

Por estos días ha comenzado una reestructuración del sistema de licencias y permisos del comercio exterior para poder manejarlo mejor, será cada vez más difícil para el capital reproducirse por la vía parasitaria de la importación de giladas y la exportación de riquezas; quizás, con un poco de suerte, lograremos impedir el tsunami de productos que los marchitos mercados del primer mundo querrán meternos hasta por los oídos, quizás podremos producir nuestras cocinas, nuestros lavarropas, nuestros telefonitos, nuestras zapatillas, nuestras teles, nuestros desodorantes, nuestras lamparitas de colores para colgar en las peñas, nuestros propios gatitos de la suerte que muevan la manito y vaya a saber cuantas cosas más.

Para eso, mis queridos amigos, vamos a necesitar cobre, hierro, petróleo, carbón, soja, trigo carne, oro, huevos, plástico, aluminio, tierras raras, algodón, corcho (mucho corcho) vidrio (también mucho) uvas (por supuesto) madera piolines, sunchos, nafta ¿se va entendiendo? Vamos a necesitar mucho, de muchas cosas, y lo que no produzcamos lo vamos a tener que importar. A cielo abierto o a cielo cerrado lo importante empieza a ser –entonces- bajo que cielo se producen las riquezas y -más importante aún- bajo que cielo se disfrutan.


Con un abrazo enorme

Fernando Luis

sábado, 21 de enero de 2012

Incorreccion


Nunca me gusto el futbol; poco fue -a lo largo de mi vida- lo que pude entender de las pasiones que despierta en mis compatriotas el universo de ese deporte; pero se ha tornado innecesario -hoy por hoy- que me preocupe por entenderlo, ya que el deporte de la nación es desde hace un tiempito otro muy distinto; los entusiasmos futbolísticos son por esta época relegados por una nueva disciplina, miles, millones de adeptos ha logrado el ejercicio del Perogrullo...
A diferencia del futbol, el Perogrullo ha captado inmediatamente el interés tanto de hombres como de mujeres (que en conjunto son la enorme mayoría de nuestra población) todos y todas pasan largas horas pendientes de las ultimas novedades de los perogrulladores mas afamados, eclosionan favoritos, estilos, corrientes y por supuesto, bandos de perogrullantes y fanáticos del Perogrullo; el Perogrullo amateur se difunde rápidamente por escuelas, oficinas, talleres, almuerzos, cenas entremeses, gallineros, calabozos y cualquier esquina de esas en las que dobla el viento y se cruzan los atajos.
Con una prístina sencillez los genitores de truismos proponen a nuestra mirada el más variado colorido de obviedades, tautologias, frases improcedentes, comentarios sin la más remota pertinencia, y otras especias que condimentan estratégicas mentiras que quedan disimuladas en el monstruoso aluvión de verdades a medias y certezas fatuas.
Tal es así que a la vuelta de mis vacaciones (sol y viento de San Juan como para hacer dulce) me encuentro con una marejada de tintas y cometarios 2.0 sobre “la minería” muchos de los mas afamados perogrulleros de la patria se abocan a jugar en esta extensa e imbricada cancha; bien por ellos...
Pero el Perogrullo es una disciplina lúdica, un juego; el problema es que este juego amenaza reemplazar al debate político, que antes que de semi verdades o semirespuestas se alimenta de preguntas, de preguntas complejas que en su mayoría no tienen respuestas sencillas, o directamente carecen de ellas.
Para ejemplos nos preguntamos:
Las “enormes riquezas del país” ¿existen si no se las explota?
El desarrollo económico que provee la industria minera ¿con que se reemplazaría si decimos “no a la mina”.
Las regiones que no pueden producir otra cosa que mineral ¿deben ser condenadas al hambre o a la desaparición, o a la eterna languidescencia que prometen los sombreritos y los anteojos negros del turismo?
¿Es más valiosa el agua que se usa en las minas que las miríadas de millones de litros de agua que se exportan en forma de soja?
Aquí, desde la ciudad que se enriquece de todas y cada una de las explotaciones, industrias, comercios e intercambios de país ¿nos sentimos con derecho de negarles a las provincias el uso de sus recursos naturales, solo por que desde nuestras confiterías y cafés creemos que podemos encontrarles mejores utilidades?
Cuando nos propusimos un proyecto de país con trabajo, producción, con verdadera distribución federal de dignidades ¿Qué creímos, que tejiendo al crochet íbamos a industrializar la nación; que haciendo collares de mostacillas, mermeladas y conservas regionales podríamos llevar empleo de calidad, infraestructura económica y movilidad social positiva a todos los rincones de nuestra patria?
¿En que momento la asamblea de 200 vecinos paso a ser mas representativa de las necesidades de una región, que una lista de 9000 postulantes a emplearse en la industria extractiva? (hojaldre, que esto no quiere ser chicana, son preguntas sinceras)
Y en tren de preguntas sinceras: ¿Cuál tendría que ser la discusión con respecto al tema de la minería y que no termine siendo como el famoso tema de la lechería -con el que jetoneaba el desdentado asambleísta y ruralista de Gualeguaychu- que nunca nadie se digno explicar cual era “el problema” (mas allá de la manía de volcarla en la ruta)
No se mucho de minería, tampoco de agricultura, no pretendo jugarla de geólogo, ni veterinario, ni siquiera de conocedor del comercio o la industria; considero que ninguno de esos saberes es indispensable para hacer preguntas en política, ya que si así fuera tendríamos que dejarla definitivamente en manos de los especialistas, sabihondos, conocedores… si, técnicos.
Entonces: para jugar al Perogrullo cada jugador juega según su parecer, pero para el debate político rogamos que cuando se le ocurra a alguien dar de baja de plano alguna industria, de esas que bancan la economía de regiones enteras por lo menos que explique concretamente como planea reemplazar el derecho a una vida digna de los habitantes; y que condiciones cree reunir para suponer que tiene mejores credenciales para gobernar que los gobernadores elegidos por cifras muy superiores al 50% de los votos.
¿Qué creemos que va a pasar? cuando junto al cartelito de NO A LA MINERIA; colguemos otros tales que:
NO A LA SOJA (que contamina con glifosato)
NO A LOS BANCOS (que saquean nuestra economía)
NO A LAS FABRICAS (que contaminan nuestro aire)
NO AL COMERCIO (que nos aliena)
NO A LOS BOMBEROS (que se usan toda el agua)
NO A LAS DUCHAS (que ídem)
NO AL SEXO (que genera superpoblacion)

La cuestión (cree este reflexioandor amateur) es hacerse preguntas, muchas, las correctas y las incorrectas, hacérselas todas.
Cuenta el compañero Norberto Galasso en una de sus charlas, que cierta vez en al que tuvo ocasión de entrevistarse con Don Arturo Jauretche, le llevo su inquietud (arengada por esos tiempos por el partido socialista) sobre el tema del divorcio, clarificadora nos parece la respuesta que Don Arturo le planto al joven Galasso, explicándole que esas inquietudes son producto del desconocimiento de las necesidades del país de verdad; que en ese pais el divorcio estaba lejos de ser un tema, con un altísimo promedio de niños anotados con el apellido materno, donde los padres (peones golondrina) tenían pocas o nulas posibilidades de formas una familia –muy lejos de plantearse disolverla-
De los contras –amigos- no espero nada, pero a quienes se rasgaron las vestiduras y se propusieron como los superchango del gobierno popular, les ruego que empecemos a hacernos las preguntas, como el viejo Jauretche las correctas, como el joven Galasso la incorrectas, pero hacérselas todas, para (emulando a estos enormes patriotas) sumar a esta construcción que es nuestra patria grande con algo mas firme que mero Perogrullo.

Fernando Luis
La Peñaloza Bs. As.

Sucesos Argentinos en la: Tercera Tirania

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